miércoles, 27 de agosto de 2025

Crónica de un pasajero urbano Alistamiento militar: un mensaje de resistencia y unidad

Crónica de un pasajero urbano Alistamiento militar: un mensaje de resistencia y unidad
William Gómez García, periodista del estado Anzoátegui y articulista del Correo del Alba También disponible en https://www.otravozdigital.com/ La jornada de alistamiento militar realizada durante los días 23 y 24 de agosto no es simplemente un evento, sino un estandarte de la épica revolucionaria que resuena con fuerza en las entrañas del pueblo venezolano. Este acontecimiento marca un primer paso crucial para activar el Sistema Defensivo Nacional, donde el pueblo, junto a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) y la Milicia, se levanta, más fuerte que nunca, decidido a defender su tierra ante las amenazas incesantes que provienen del imperio estadounidense. Hoy, Venezuela se encuentra en un estado de alerta máxima, frente a la injerencia de un gobierno forajido y narcoterrorista como el de Estados Unidos, con un presidente que se erige como el amo del mundo, Donald Trump, quien presume tener el poder de decidir el destino de los pueblos libres. Sin embargo, la historia nos recuerda que, en el siglo XIX, nuestros antepasados enfrentaron y derrotaron a uno de los imperios más poderosos que subyugaron a América Latina durante tres siglos. Esos valientes hombres y mujeres, cargados de la herencia Caribe, lograron expulsar a los realistas. Hoy, sus descendientes, los venezolanos, están decididos a confrontar cualquier acción gringa que amenace su soberanía. Lamentablemente, no todos en Venezuela comparten este fervor patriótico. Existen lacayos que, con la cabeza gacha ante el imperio estadounidense, buscan dividir a la nación. María Corina Machado, en su papel de proconsul del Departamento de Estado, actúa al servicio de una mafia cubano-mayamera, liderada por el senador Marcos Rubio. Ella, llena de cinismo, llama a los venezolanos a no participar en la jornada de alistamiento. Pero este llamado ha sido recibido con un repudio colosal. El pueblo ha respondido contundentemente, rechazando a aquellos apátridas que claman por invasiones, bombardeos y muerte injustificada. La historia siempre cobra cuentas, y aquellos que traicionan a la patria, como Machado, eventualmente enfrentarán la justicia venezolana. Desde tiempos coloniales, Venezuela ha tenido una rica experiencia en la formación de milicias. La primera constitución republicana, establecida en 1811, sentó las bases para la creación de una milicia reglada, conformada por ciudadanos comprometidos con la defensa de su nación. Estos hombres y mujeres actuarían en tiempos de paz bajo el consentimiento del Congreso. Nuestros próceres independentistas vislumbraron la importancia de una organización militar que se subordinara a la autoridad civil, asegurando una defensa efectiva y coordinada. Alguien podría argumentar que esos fueron tiempos de guerra de independencia, pero la verdad es clara: nuestra constitución primigenia fue la piedra angular sobre la cual se construyó una Venezuela libre y soberana. Las subsiguientes constituciones, hasta 1893, reafirmaron el rol de la milicia nacional dentro de la administración provincial, siendo convocadas al servicio por las Gobernaciones cuando lo ordenara el Poder Ejecutivo, siempre en virtud de un acuerdo del Congreso. Con el cambio de siglo, el nombre de milicia reglada se transformó en milicia ciudadana. Esta estructura, compuesta por un contingente proporcional a la población de cada Estado, sería convocada al servicio conforme a lo establecido en la propia constitución. Hasta 1945, bajo el mandato del General Isaías Medina Angarita, estas milicias pasaron a formar parte del Ejército Nacional, convirtiéndose en una estructura esencial dentro del proceso de defensa nacional. Es curioso notar que la constitución de 1819 marcó el inicio de la unificación de la fuerza militar bajo la conducción del Presidente, quien asumió el rol de Comandante en Jefe. Sin embargo, esta figura desapareció en las posteriores cartas magnas, retornando en 1914 cuando el Congreso de Diputados Plenipotenciarios de los Estados Unidos de Venezuela eligió a un Comandante en Jefe del Ejército Nacional. Esa responsabilidad recayó en el General Juan Vicente Gómez, quien lideró un ejército compuesto por las fuerzas de la Tierra y la Milicia Nacional en un tiempo de necesidad. La historia política de Venezuela también ha visto momentos de quiebre. Con la asunción de la Junta de Gobierno tras el golpe de Estado del 18 de octubre de 1945, se promulgó una nueva constitución que eliminó la figura del Comandante en Jefe y, por ende, las milicias ciudadanas. Luego, el General Marcos Pérez Jiménez, tras derrocar a Rómulo Gallegos el 2 de diciembre de 1952, concentró en sí la jefatura de las Fuerzas Armadas, reservándose el Ministerio de la Defensa. Sin embargo, la historia se repite y se reinventa. Durante el período gubernamental de 1959-1964, en 1961, se aprobó la Constitución Nacional que revitalizó la figura del Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas Nacionales, a cargo del Presidente de la República. Se estableció así un marco legal que garantizaba el ejercicio de la autoridad suprema sobre las Fuerzas Armadas, incluyendo el establecimiento de contingentes militares anualmente para procesos de conscripción y alistamiento. Es verdaderamente irónico que los mismos que han criticado la conformación de la reserva militar implementada por el gobierno bolivariano no hayan mencionado que el 6 de septiembre de 1979, bajo el gobierno de Luis Herrera Campíns, se derogó la Ley del Servicio Militar Obligatorio de 1942, estableciendo en la Ley de Conscripción y Alistamiento el entrenamiento al que se someterían los milicianos, así como las convocatorias que haría el Presidente para asegurar la defensa de la nación. No se puede ignorar la historia. Tengo el orgullo de haber formado parte del primer Grupo de Reserva Militar del estado Anzoátegui, en 1992, pero que lamentablemente fue eliminado luego del 4 de febrero. Sin embargo, muchos de mis compañeros ingresaron a la Milicia Bolivariana, desde han cumplido con el objetivo de defender a la patria. Hoy, el pueblo venezolano, decidido y valiente, reafirma su compromiso con la defensa de la patria. La jornada de alistamiento militar no solo simboliza un acto de preparación, sino también un grito de unidad, de resistencia ante el agresor. En este contexto de lucha, la memoria de nuestros héroes y heroínas independentistas se entrelaza con la determinación de un pueblo que, a pesar de las adversidades y los traidores, está listo para defender su soberanía con la firmeza que exige la historia. ¡Viva Venezuela libre!

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